En medio de la pandemia del coronavirus y ante la dificultad de hacer salidas a campo para ejercitar el periodismo, La Coperacha tomó la iniciativa de impulsar la presente serie de radio colaborativa con cuatro equipos de comunicación comunitaria, a los cuales se les invitó a participar desde su visión, enfoque, cultura y experiencia de comunicación.
Se recurrió a las prácticas de las comunidades conocidas como faenas o tequios, se plantearon principios como el respeto, intercambio de experiencias, la escucha atenta, la toma de decisiones colectivas, la inclusión de las visiones, lenguas y músicas de los pueblos.
Además, para darle la vuelta a las condiciones de distanciamiento sanitario, se usaron las tecnologías de comunicación como salas virtuales y videollamadas, que jamás fueron óptimas y que mostraron las desigualdades que viven las comunidades también en este rubro. Aún con ello se tuvieron largas sesiones de planeación y ejecución del trabajo que fueron diferentes con cada radio comunitaria. Esta forma de trabajo evidenció problemáticas, dejó aprendizajes y reflexiones que a continuación se describen.
En septiembre de
2017, la Radio Comunitaria Totopo se vio afectada por los sismos en
Juchitán, Oaxaca, que provocaron la suspensión de sus ondas comunales y
se volcaran a la reconstrucción de su espacio.
Con
estas condiciones y convocados al llamado de Guendalisaa, les invitamos
a participar en esta serie colaborativa. Decidimos trabajar con Totopo
por su acompañamiento en los procesos de resistencia comunitaria.
Los
temas abordados en los reportajes se decidieron en el equipo para
promover la partería y la defensa del territorio. Las cápsulas se
pintaron de binnizá y ritmos con una rapeada colaborativa que surgió de jóvenes juchitecos y las acompañó con la canción Sangre Zapoteca.
El
trabajo fue a distancia, atravesado por la pandemia que vio desde
pérdidas cercanas hasta el resguardo para evitar más contagios. Las
historias se contaron desde la gente istmeña con este grupo de
radialistas que no dejan de fortalecer su cultura y reactivar las
frecuencias totoperas.
Escuchemos a la integrante de Radio Totopo, Reyna de la Cruz Martínez, con una reflexión sobre estetequio radiofónico a larga distancia.
En La Coperacha teníamos interés de abrir una relación con radialistas de Los Altos de Chiapas por la tradición cultural y de organización que existe en esa zona. Fue por eso que nos acercamos a la Red de Comunicadoras y Comunicadores Boca de Polen que nos vinculó con la Radio Muk‘ul Lum de Oxchuc.
Expusimos las ideas del proyecto colaborativo y aceptaron participar. Escuchamos sus propuestas para los reportajes que se realizaron en lengua tseltal y su traducción al español. Se abordó la medicina y la alimentación tradicional que en el contexto de la pandemia se expresan con la fuerza de la cultura y la espiritualidad.
Dialogamos respecto a las entrevistas y los puntos de interés para los reportajes. Cada visita fue compartida por Muk‘ul Lum que las nombró y las contó como “una aventura”. Esos relatos detallados han sido enriquecedores y nos metieron de lleno a lo que seguía: apoyar en el diseño del guión y la batalla por compactar en 7 minutos las historias.
Durante el proyecto nos contaron de su vida asamblearia y de su convicción por defenderla. El puente con la cultural tseltal está tendido y las ganas de continuar el diálogo es mutuo.
Un proyecto de radio dirigido por mujeres, en una región de mucha diversidad cultural como es Ayutla de los Libres, Guerrero, y en medio de un novedoso proceso de gobierno comunitario, han sido algunas de las motivaciones para integrar a Radio Chilate a este proyecto.
La creación de dos reportajes de forma colaborativa con las chilateras, ha implicado un proceso lleno de vértigo que partió sin ninguna experiencia colaborativa previa de este tipo. Se realizó con una metodología basada en la compartición de experiencias a lo largo de unas 16 sesiones de trabajo casi semanal.
Parte primordial ha sido asegurar la participación y palabra de todo el grupo. Este método ha expuesto, en un espacio de confianza, experiencias y contextos, hábitos y formas de trabajo, que dejaron coincidencias y también el acercamiento a nuevas formas de hacer radio.
La parte que tomó más tiempo ha sido el trabajo de guiones que, en sesiones muy largas, el grupo afinó con minuciosidad cada idea y palabra. El trabajo con las compañeras ha dejado dos reportajes de gran calidad, herramientas cotidianas para hacer radio, pero sobre todo el vínculo y la posibilidad para realizar proyectos futuros.
Invitamos a Radio Tsinaka a este Tequio Radiofónico por ser una emisora formada por jóvenes, con gran respeto por su cultura, identidad indígena y territorio. La faena involucró una comunicación a larga distancia donde se conocieron y reconocieron caras y métodos de trabajo, con una dosis de frescura y diversidad de lenguas reflejadas en el náhuat y totonakú.
Los acontecimientos actuales que se viven en las comunidades de Puebla marcaron la pauta para que se visibilizaran las alternativas comunitarias en el contexto de la pandemia. Fue así que la migración y la educación se eligieron como temas principales, encontrando problemas de conexión para sostener las sesiones de trabajo y las complicaciones para establecer la agenda con los posibles entrevistados, pero donde el equipo joven de Tsinaka, con su forma de trabajo y estilo propio, esquivaron baches para dejar huella en la producción de sus dos reportajes.
Escuchemos la palabra que florece en voz de Anita, Nacho y Maribel, sobre lo que significó este proceso de trabajo a distancia.